viernes, 16 de septiembre de 2011

Nabovov y los nombres rusos



Al hablar a una persona, la forma de tratamiento más corriente y neutra que se usa entre los rusos cultos no es el apellido, sino el nombre de pila y el patronímico: Iván Ivánovich (que quiere decir “Iván, hijo de Iván”), Nina Ivánovna (que quiere decir “Nina, hija de Iván”). El campesino podrá llamar a otro “Iván” o “Vanka”, pero por lo demás sólo los parientes o amigos de la infancia, o los que de jóvenes han servido en un mismo regimiento, etcétera, se llamar por el nombre de pila. Yo he tenido amistad con una serie de rusos durante dos o tres décadas y jamás se me hubiera ocurrido llamarles otra cosa que Iván Ivánovich o Boris Petróvich, lo que fuera: y por eso al solemne Iván Ivánovich la facilidad con que los americanos ya entrados en años se convierten en Harry y Bill con sólo haber tomado un par de whiskis le parece el colmo del absurdo.
(...)
Imponer al lector extranjero el manejo de una docena de nombres, casi todos impronunciables para él, para un mismo personaje es a la vez injusto e innecesario. 





Algunos ejemplos: 
en Almas Muertas de Nikolai Alexendriev Gogol:  Pável Ivánovich Chíchikov. 
en La Dama del Perrito de Anton Chéjov: Dmitri mitrich Gurov.
en Anna Karenina de Tolstoi: Stepán Arkádievich Oblonski y Ana Arkádievna Karenin.
en Crímen y Castigo de Dostoievski: Rodión Romanovich Raskolnikov. 
                            

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